“Una dieta deficiente o inadecuada antes o durante el embarazo puede acarrear graves consecuencias para la madre y para el bebé”

27/11/2012

Entrevista a la Dra. Clara Rodríguez-Bernal, autora del estudio “Dietary intake in pregnant women in a Spanish Mediterranean area: as good as it is supposed to be?”

¿Qué les motivó a realizar este estudio? 
Se ha establecido que una dieta inadecuada o deficiente durante el embarazo puede tener consecuencias negativas para la salud del niño o la madre. La dieta mediterránea se considera un modelo de dieta saludable y se asume que las personas que viven en zonas mediterráneas tienen una alimentación adecuada, sin embargo, la adecuación dietética en mujeres embarazadas en estas zonas se ha estudiado muy poco y creíamos que, debido a que la gente se aleja cada vez más del modelo de dieta tradicional y el embarazo supone un aumento en la demanda nutricional, era importante evaluar la dieta en este contexto y en esa etapa de la vida.

“En este estudio, un gran porcentaje de las mujeres consumían cantidades menores a las recomendadas de cereales, legumbres, frutas y verduras, lo que se veía reflejado en una ingesta baja de nutrientes importantes como carbohidratos complejos, folato y hierro”. 

¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio? 
Las mujeres embarazadas tienen una dieta que no permite cubrir las necesidades nutricionales del embarazo, porque no consumen suficientes alimentos que aporten nutrientes importantes durante el embarazo, o porque se exceden en la ingesta de otros que son ricos en calorías pero no en nutrientes. Además, la suplementación que reciben no es adecuada en algunos casos y es necesario evaluar este aspecto para que las madres y sus bebés no estén expuestos a los riesgos que implican las deficiencias o los excesos en el consumo de ciertos nutrientes, especialmente en forma de suplementos.

¿Qué nutrientes son los que debería cuidar más una mujer embarazada? 
Una dieta equilibrada rica en diversos nutrientes es muy importante durante el embarazo, sin embargo, hay algunos que se consideran claves por su efecto en el desarrollo fetal y por el aumento de la demanda durante el embarazo, como el folato (presente en verduras, especialmente de hoja verde, frutas, cereales, legumbres); el hierro (presente en carnes, verduras y legumbres) y el calcio (presente en lácteos y verduras). Últimamente también se empieza a hablar de efectos importantes de la vitamina D (fuentes importantes son los lácteos y el pescado), pero es un nutriente menos estudiado.

“Las mujeres embarazadas tienen una dieta que no permite cubrir las necesidades nutricionales del embarazo, porque no consumen suficientes alimentos que aporten nutrientes importantes durante el embarazo, o porque se exceden en la ingesta de otros que son ricos en calorías pero no en nutrientes”. 

¿Cuáles son las principales deficiencias, en alimentación, que ha revelado el estudio? 
En este estudio, un gran porcentaje de las mujeres consumían cantidades menores a las recomendadas de cereales, legumbres, frutas y verduras, lo que se veía reflejado en una ingesta baja de nutrientes importantes como carbohidratos complejos, folato y hierro. También se encontró una ingesta deficiente de vitamina D, sin embargo, la vitamina D se sintetiza en gran parte a través de la piel con la exposición a la luz solar, por lo cual, se espera que la deficiencia de vitamina D no sea alta en mujeres de esta área. Adicionalmente, se encontró que un gran porcentaje de mujeres excedía las recomendaciones para consumo de grasa total, y tenían consumos altos de grasa saturada. Cabe señalar que el consumo de proteínas, calcio y vitamina A fue adecuado en general para esta población.

¿Qué consecuencias puede tener una mala alimentación para una mujer embarazada? 
Una dieta deficiente o inadecuada antes o durante el embarazo se ha relacionado con el desarrrollo de diabetes gestacional, anemia, mayor riesgo de depresión post-parto, entre otros.

¿Y para el bebé? 
En un estudio que publicamos hace poco, vimos que una dieta de baja calidad durante el embarazo aumentaba el riesgo de restricción del crecimiento fetal y se sabe que esto a su vez aumenta el riesgo de mortalidad perinatal o de desarrollar enfermedades a corto o largo plazo. Existe evidencia creciente de que una dieta adecuada durante el embarazo previene también el riesgo de nacimiento prematuro, o la presencia de enfermedades como asma en la infancia.

“La alimentación se podría mejorar aumentando el consumo de cereales y tubérculos como fuentes principales de energía así como el consumo de frutas, verduras y legumbres. Las carnes rojas o aves se pueden reemplazar algunas veces por legumbres. Es aconsejable disminuir el consumo de carnes procesadas, embutidos y bollería industrial que contienen grasas perjudiciales para la salud. Es importante consumir diferentes tipos de pescado por su alto valor nutritivo, evitando o limitando el consumo de pez espada o emperador y atún rojo durante el embarazo por su alto contenido de mercurio”

¿Cuáles son las diferencias más significativas que se dan entre los diferentes perfiles de mujer? ¿Cuál es el prototipo de mujer embarazada que “descuida” más su alimentación? 
Estudiamos diferencias según la edad, el nivel educativo y el lugar de origen. Encontramos que las mujeres más jóvenes consumían menos verduras, menos ácidos grasos omega 3, más grasas trans y en general, tenían un consumo más deficiente de todos los micronutrientes (vitaminas y minerales) estudiados comparadas con las de mayor edad. Las mujeres con menor nivel educativo consumieron más carnes rojas, grasas trans, menos ácidos grasos omega 3 y menos vitamina A y hierro. Las mujeres Españolas consumían menos frutas, tenían un consumo más deficiente de carbohidratos y se excedían más en cuanto al consumo de grasa total y grasa saturada que las extranjeras. Por otro lado, las Latinoamericanas consumían menos omega 3 y las mujeres de Europa del este más grasas trans. Podríamos decir que las mujeres que tienen una alimentación menos adecuada según las recomendaciones para el embarazo son las mujeres más jóvenes, las de menor nivel educativo y las españolas.

¿Cómo se podría mejorar esta alimentación? 
Lo más importante es tener una dieta equilibrada y variada, y que se ajuste, por ejemplo, a las características económicas y culturales de cada mujer o población. La alimentación se podría mejorar aumentando el consumo de cereales (trigo y alimentos hechos con él como pan, pasta y cous-cous; arroz, avena, maíz, cebada, etc) y tubérculos (patata, yuca, boniato o batata etc) como fuentes principales de energía. Aumentando también el consumo de frutas y verduras que aportan fibra, vitaminas y minerales y el de legumbres que son fuentes importantes de proteínas, carbohidratos y otros nutrientes y tienen un bajo contenido de grasa. Las carnes rojas o aves se pueden reemplazar algunas veces por legumbres. También es aconsejable disminuir el consumo de carnes procesadas y embutidos y productos industriales como bollería que contienen grasas perjudiciales para la salud. Es importante consumir diferentes tipos de pescado por su alto valor nutritivo (contiene, además de proteínas y minerales, grasas que benefician la salud), evitando o limitando el consumo de pez espada o emperador y atún rojo por su alto contenido de mercurio. Los lácteos son fuentes importantes de nutrientes como el calcio, sin embargo en esta población el consumo de lácteos y calcio durante el embarazo son ya adecuados, por lo que no es necesario hacer ninguna recomendación respecto a la dieta, adicionalmente, creemos que sería innecesario tomar suplementos de calcio.