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La contaminación podría ser una de las causas del autismo
El autismo ha sido un desorden cerebral del que muchos científicos han buscado dar una explicación pero, ahora, un grupo de investigadores estadunidenses ha atribuido esta enfermedad a los altos niveles de contaminación. Las mujeres embarazadas expuestas a la contaminación del aire en Estados Unidos tienen dos veces más posibilidades de dar a luz a un niño con autismo en comparación con las que viven en áreas con menor polución, destaca el estudio. La investigación, realizado por expertos en la Universidad de Harvard y publicada en la revista Environmental Health Perspectives, examinó información de una encuesta de más de 116 mil, que empezó en 1989, y afirmó que el aumento en contaminación en las ciudades más grandes del mundo traerá nuevos casos y tipos de este enfermedad. De acuerdo con los resultados del estudio, la exposición a una atmósfera contaminada durante el embarazo aumenta el riesgo de que el bebé sufra autismo. Las mujeres embarazadas expuestas a la contaminación “Nuestro estudio es el primero a nivel nacional (con datos de los 50 estados de Estados Unidos) que analiza la contaminación ambiental durante el embarazo y el riesgo de autismo. Ha habido dos estudios previos, que sugerían un vínculo, pero fueron realizados en áreas locales”, explicó Andrea Lynne Roberts, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard (HSPH), al diario español El Mundo. Para establecer la exposición a las sustancias contaminantes durante el embarazo, los científicos usaron datos de la contaminación del aire de la Agencia de Protección Ambiental estadunidense, ajustados a factores como ingresos, educación y consumo de cigarrillos durante la etapa de gestación. “Nuestra investigación es preocupante porque muestra que, según el tipo de contaminante, de 20 a 60{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b} de las mujeres que participaron en el estudio vivían en zonas donde el riesgo de autismo era más alto”, apuntó Roberts. Los investigadores siguieron a 325 mujeres que habían tenido un hijo autista y a otras 22 mil cuyos hijos no sufren de este trastorno. Luego examinaron los niveles de contaminantes en el aire en el momento y lugar de nacimiento, basados en datos de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. (EPA). Es sabido que las partículas de diesel, plomo, Las mujeres embarazadas que vivían en zonas donde la concentración de partículas diesel y mercurio en el aire eran mayores, tenían el doble de riesgo de tener un niño con autismo que las que vivían en lugares menos contaminados por estas sustancias, concluyeron. Por otra parte, encontraron que las mujeres que durante el embarazo vivían en áreas donde los niveles de cloruro de plomo, manganeso y cloruro de metileno en el aire eran más altostenían 50{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b} más probabilidades de tener un hijo autista que las que vivían lugares menos expuestos a estos contaminantes. Cabe recordar que el autismo es un espectro de trastornos caracterizados por un grave déficit del desarrollo, permanente y profundo. Afecta la socialización, la comunicación, la imaginación, la planificación y la reciprocidad emocional, y evidencia conductas repetitivas o inusuales. La incapacidad de interacción social y el aislamiento son algunos de los síntomas.
del aire en Estados Unidos tienen dos veces más posibilidades
de dar a luz a un niño con autismo en comparación con las que
viven en áreas con menor polución.
manganeso, mercurio, cloruro de metileno y otros contaminantes
afectan la función cerebral del niño.
La exposición infantil a la contaminación está asociada con la hiperactividad
La exposición infantil a la contaminación del aire relacionada con el tráfico está asociada significativamente con las puntuaciones más altas de hiperactividad a los 7 años, según una nueva investigación de la Universidad de Cincinnati (UC) y el Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati, en Estados Unidos, y publicada en la revista ‘Environmental Health Perspectives’. Nicholas Newman, director de Salud Ambiental Pediátrica y Clínica en el Hospital de Niños de Cincinnati, y primer autor de la investigación ha señalado que «existe una creciente preocupación por los posibles efectos de la contaminación del aire relacionada con el tráfico en el cerebro en desarrollo. Este impacto no se entiende completamente debido a los estudios epidemiológicos limitados». Los resultados mostraron que los niños que fueron Newman y sus colegas recolectaron datos sobre la contaminación del aire relacionada con el tráfico (TRAP) del Estudio sobre la Contaminación del Aire y la Alergia en la Infancia en Cincinnati (CCAAPS), un estudio epidemiológico a largo plazo que examina los efectos de las partículas de tráfico en la salud respiratoria infantil y el desarrollo de alergias. Financiado por el Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental y dirigido por Gracia LeMasters, del Departamento de Salud Ambiental, en CCAAPS participan recién nacidos en el área metropolitana de Cincinnati desde 2001 hasta 2003, elegidos sobre la base de los antecedentes familiares y su lugar de residencia cerca o lejos de una importante autopista o ruta de autobús. La exposición más alta a la contaminación del aire Los niños fueron seguidos desde la infancia hasta la edad de 7 años, cuando los padres completaron la segunda edición del Sistema de Evaluación del Comportamiento de la Infancia (BASC-2), la evaluación de trastorno de hiperactividad y déficit de atención (TDAH) y los síntomas relacionados, incluyendo los problemas de atención, agresividad, problemas de conducta y comportamiento atípico. Los resultados mostraron que los niños que fueron expuestos a la tercera mayor cantidad de TRAP durante el primer año de vida eran más propensos a tener puntuaciones de hiperactividad en el rango de «riesgo» cuando tenían 7 años de edad, es decir, que tienen que ser monitoreados cuidadosamente, ya que están en riesgo de desarrollar síntomas clínicamente importantes. Aproximadamente el 11 por ciento de la población «Varios mecanismos biológicos podrían explicar la asociación entre las conductas hiperactivas y la contaminación del aire relacionada con el tráfico», explica Newman, incluyendo vasos sanguíneos estrechos en el cuerpo y toxicidad en la corteza frontal del cerebro. Newman señala que la exposición más alta a la contaminación del aire se asoció con un aumento significativo en la hiperactividad sólo entre los niños cuyas madres tenían un mayor nivel de educación. Las madres con educación superior pueden esperar mayores logros, dice este experto, lo que afecta al informe de los padres sobre los problemas de conducta de los niños. «La asociación observada entre la contaminación del aire relacionada con el tráfico y la hiperactividad puede tener implicaciones de largo alcance para la salud pública», afirma Newman, quien señaló que los estudios han demostrado que aproximadamente el 11 por ciento de la población de Estados Unidos vive a menos de 100 metros de una carretera de cuatro carriles y que el 40 por ciento de los niños asisten a la escuela a menos de 400 metros de una carretera principal. «La contaminación del aire relacionada con el tráfico es uno de los muchos factores asociados con los cambios en el desarrollo neurológico, pero es uno que es potencialmente prevenible», concluye Newman.
expuestos a la tercera mayor cantidad de TRAP durante
el primer año de vida eran más propensos a tener puntuaciones
de hiperactividad en el rango de «riesgo» cuando tenían 7 años de edad
se asoció con un aumento significativo en la hiperactividad
sólo entre los niños cuyas madres tenían un mayor nivel de educación.
de Estados Unidos vive a menos de 100 metros de una
carretera de cuatro carriles y que el 40 por ciento de los niños
asisten a la escuela a menos de 400 metros de una carretera principal.
«Existe una relación directa entre la obesidad de la madre y la disminución de la función cognitiva del niño»
Entrevista a Maribel Casas, autora del estudio «Maternal pre-pregnancy overweight and obesity, and child neuropsychological development: two Southern European birth cohort studies» Antes que nada, explíquenos brevemente que les motivó a impulsar este estudio… ¿Qué metodología se siguió? «El objetivo de nuestro estudio fue evaluar si los estados ¿Cuáles son las principales conclusiones que se pueden extraer del estudio? ¿Cuáles son los peores factores, tanto para la madre como para el bebé, a los que se exponen las madres embarazadas que sufren obesidad? «En este estudio hemos visto que la obesidad de la madre estaba ¿Qué papel juega el factor socioeconómico y demográfico en las conclusiones del estudio? «Los factores socioeconómicos y demográficos están ¿Se han detectado diferencias significativas entre las dos cohortes analizadas? ¿A qué obedecen? La obesidad, dicen, en la pandemia del siglo XXI y España está en cabeza a nivel europeo Desde un punto de vista médico, y aunque no sea parte del estudio, ¿qué iniciativas cree que deberían impulsarse para acabar con esta problemática? Para leer el estudio: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/23569191
La obesidad representa un importante problema de salud pública y su prevalencia es especialmente importante en los países del centro, este y sud de Europa. La obesidad se caracteriza como una inflamación sistémica que puede ser transferida al feto, incrementando el estrés oxidativo y provocando así una serie de cambios en el sistema nervioso; estos cambios pueden provocar una disminución de la función cognitiva del niño. Varios estudios epidemiológicos han demostrado la existencia de efectos neuropsicológicos en niños hijos de madres obesas; sin embargo, aun no se ha podido demostrar si estos cambios se deben a mecanismos intrauterinos, como podría ser la inflamación, o bien se deben a otros factores, especialmente los relacionados con el nivel socioeconómico, estrechamente relacionados con el sobrepeso y el desarrollo neuronal del niño. El objetivo de nuestro estudio fue evaluar si los estados de sobrepeso y obesidad de la madre antes del embarazo estaban asociados con el desarrollo neuropsicológico de los niños entre 11 y 22 meses en España (cohorte INMA) y Grecia (cohorte RHEA).
En este estudio utilizamos tests neuropsicológicos individuales, evaluamos el impacto de posibles factores intermediarios, como podrían ser marcadores de la inflamación, y además utilizamos el padre como control negativo de exposición. Esta metodología consiste en utilizar el padre como indicador de todos esos factores sociales que pueden estar confundiendo nuestra asociación real. En nuestro caso, si el efecto del sobrepeso y la obesidad sobre el neurodesarrollo infantil fuera debido a mecanismos intrauterinos o propios de la madre, esta asociación solo se vería, o sería más consistente, en la madre que en el padre. Esta metodología ya ha sido utilizada anteriormente para evaluar la asociación entre exposición al humo del tabaco durante el embarazo y el desarrollo neuropsicológico del niño.
de sobrepeso y obesidad de la madre antes del embarazo
estaban asociados con el desarrollo neuropsicológico de los niños
entre 11 y 22 meses en España (cohorte INMA) y Grecia (cohorte RHEA)».
En este estudio hemos visto que la obesidad de la madre estaba asociada con una reducción de la función cognitiva del niño a los 14 meses de edad. Esta reducción se observaba aun teniendo en cuenta diferentes factores socioeconómicos y no se observaba en los padres obesos. Es importante mencionar que estos resultados los pudimos replicar en las dos cohortes de INMA y RHEA.
Diferentes estudios han reportado que la obesidad de la madre durante el embarazo aumenta el riesgo de padecer diabetes mellitus gestacional y preeclampsia así como malformaciones congénitas en el feto.
asociada con una reducción de la función cognitiva del niño
a los 14 meses de edad. Esta reducción se observaba aun teniendo
en cuenta diferentes factores socioeconómicos».
Los factores socioeconómicos y demográficos están estrechamente relacionados con la obesidad de la madre y el neurodesarrollo del niño; por eso era muy importante poder incluir cuantas más variables socioeconómicas mejor en nuestro análisis. Aunque la edad y la educación tanto de la madre como del padre estaban disponibles en ambas cohortes, el nivel socioeconómico solo lo estaba disponible en INMA. Por consiguiente, en la cohorte de RHEA puede que persista lo que llamamos “confusión residual” que se atribuye a la existencia de factores que no se pueden tener en cuenta y que impiden que la asociación que vemos sea la correcta. Creemos que esto ha podido influenciar los resultados, ya que las asociaciones entre obesidad de la madre y neurodesarrollo del niño son más claras en la cohorte de INMA que en RHEA.
estrechamente relacionados con la obesidad de la madre
y el neurodesarrollo del niño; por eso era muy importante poder
incluir cuantas más variables socioeconómicas mejor en nuestro análisis».
Cabe destacar que en INMA tanto la obesidad de la madre como la del padre estaban estrechamente relacionadas con la educación, la edad, y el nivel socioeconómico. En RHEA, en cambio, solo la obesidad de la madre y no la del padre estaba relacionada con la educación y la edad. Esto significa que en RHEA puede que haya otros factores relacionados con la obesidad del padre que no tenemos en cuenta y que hacen que el control negativo de exposición no sea tan claro como en INMA.
Personalmente creo que se tendría que informar a las madres que la obesidad, especialmente antes del embarazo, puede ser perjudicial para ella y para el niño. Esto se podría informar a nivel de los centros de atención primarias pero también se podrían hacer campañas para dar a conocer estas recomendaciones a mayor escala.
“Nos encontramos en unos momentos cruciales para la protección de la salud y el medio ambiente”
«En el último boletín se comentaba el informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) sobre disruptores endocrinos (DEs), donde se revisa la evidencia científica disponible referente a los efectos, tanto para los animales como para el ser humano, de la exposición a estos compuestos [1]. Desde entonces se han producido una serie de acontecimientos que nos permiten afirmar que nos encontramos en unos momentos cruciales para la protección de la salud y el medio ambiente. «Algunos países europeos ya han comenzado El pasado 14 de marzo, el pleno del Parlamento Europeo aprobó con 489 votos a favor, 102 en contra y 19 abstenciones el proyecto de resolución de la Comisión de Medio Ambiente, Salud y Seguridad Alimentaria [Proyecto sobre la protección de la salud pública contra los DE 2012/2066(INI)] [2], que reclama dar un vuelco a la estrategia europea sobre estas sustancias químicas y mejorar profundamente la política sobre el control de las mismas. La resolución exige medidas urgentes y concretas para proteger la salud de los ciudadanos frente a los DEs mediante una estrategia comunitaria común, que debe estar finalizada para mediados de 2015. La resolución establece con claridad la dificultad de fijar unos niveles de exposición que puedan considerarse realmente seguros; recalca que es prioritario reducir la exposición a este tipo de sustancias químicas, mediante la revisión de la legislación vigente con el objetivo de lograr una disminución de la exposición, especialmente para los grupos de población más vulnerables -embarazadas, bebés, niños y adolescentes-, propone diferentes mejoras en el sistema regulatorio europeo REACH (Registration, Evaluation, Authorisation and Restriction of Chemical substances), y, por último, indica cómo los resultados de los estudios científicos deben ser utilizados para evaluar los riesgos de la exposición a estos compuestos químicos tan particulares. «La resolución exige medidas urgentes y concretas A la par, otras iniciativas internacionales se han ido planteando por diferentes organismos internaciones, entre las que destacan las desarrolladas a petición de la propia Comisión Europea, por un grupo de expertos en disrupción endocrina -ED Expert Advisory Group-EAG- y por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), que acaban de elaborar sendos informes donde se establecen los elementos a tener en cuenta para el establecimiento de criterios científicos para identificar DEs. El informe del “ED Expert Advisory Group-EAG” se presentó a la Comisión el pasado día 19 de marzo [3], y el de la EFSA, el pasado 20 de marzo [4]. Ambos informes difieren en algunas características esenciales. El informe de la EFSA subraya que todas las sustancias activas sobre el sistema endocrino no tienen por qué ser necesariamente DEs, supedita la existencia de “pruebas razonables” que demuestren que la sustancia pueda generar un efecto nocivo resultante de su interacción o interferencia con el sistema endocrino, mediante la utilización de los ensayos disponibles internacionalmente aceptados. Recuérdese que los ensayos disponibles (OECD-UE) cubren, por ahora, una parte limitada del sistema endocrino: estrógenos, andrógenos y tiroides-, así como la interacción con la esterogénesis ovárica y testicular. Por su parte, el informe del ED-EAG señala que si bien para poder identificar a un compuesto químico como DE es necesario que se demuestre que la exposición se asocia con un efecto adverso, y que este se ejerce mediante interacción o interferencia con el sistema endocrino, otras cualidades como son la potencia, severidad, irreversibilidad, o toxicidad, no son obligatorias para la cualificación como DE, aunque sirvan de ayuda para la caracterización del riesgo. La eurodiputada sueca Åsa Westlund, impulsora del proyecto sobre la protección de la salud pública contra los disruptores endocrinos, afirmó: «Nuestro informe deja claro que ha llegado el momento de tomar una acción política coherente. Incluso aunque no tengamos todas las respuestas, ya sabemos lo suficiente para que se regulen estas sustancias de acuerdo al principio de precaución». Algunos países europeos ya han comenzado a regular el uso de disruptores endocrinos. Así, Francia, Bélgica, Dinamarca y Suecia han prohibido el uso del bisfenol A (BPA) en todos los materiales que estén en contacto con alimentos infantiles, inicialmente para los destinados a menores de 3 años, y posteriormente para toda la infancia. Dinamarca, por su parte, prohibió el año pasado cuatro tipos de ftalatos (DEHP, DBP, DIBP y BBP) presentes en muchos bienes de consumo. En España se ha lanzado la primera iniciativa en nuestro país destinada a la prohibición de BPA en los envases de alimentos [5]. Los que trabajamos en investigación en este campo pensamos que hay todavía mucho por hacer, por eso está en marcha una iniciativa expresada a modo de “Declaración de Berlaymont sobre Disruptores Endocrinos” con el objetivo de incentivar una convocatoria especifica de investigación en esta área dentro del Marco Europeo Horizon 2020.» [1] http://www.who.int/ceh/publications/endocrine/en/index.html
a regular el uso de disruptores endocrinos y han
prohibido el uso del bisfenol A (BPA) en todos los
materiales que estén en contacto con alimentos infantiles.»
para proteger la salud de los ciudadanos frente a los DEs
mediante una estrategia comunitaria común, que debe
estar finalizada para mediados de 2015.»
«Nuestro informe -señala la eurodiputada Westlund- deja claro que
ha llegado el momento de tomar una acción política coherente.
Incluso aunque no tengamos todas las respuestas, ya sabemos lo suficiente para que se regulen estas sustancias de acuerdo al principio de precaución».
Además, el informe insiste en que debe ser tenida en cuenta toda la información científica relevante procedente de estudios científicos correctamente diseñados, aunque no lo hayan sido con interés regulador. Lo novedoso, por último, es que pone de relieve que aun en ausencia de toda la evidencia científica, debe priorizar la protección de la salud humana y animal. Subraya, además, la necesidad de ampliar los ensayos biológicos actualmente disponibles (OCDE-UE), que deberían considerar los efectos que aparecen mucho después de que ocurra la exposición, especialmente, si ésta tiene lugar durante el embarazo, así como la conveniencia de desarrollar biomarcadores in vivo que sean indicadores de actividad endocrina. El grupo de expertos recomienda considerar de manera individual cada compuesto químico, caso por caso, así como tener en cuenta la exposición continuada y el continuo estrés al que están sometidos los organismos vivos.
Artículo publicado el el BOLETÍN OSMAS (Abril 2013) por Marieta Fernández, miembro del grupo de expertos de la UE (ED-EAG) sobre disruptores endocrinos e investigadora del Proyecto INMA.
[2] http://www.europarl.europa.eu/sides/getDoc.do?pubRef=-//EP//TEXT+REPORT+A7-2013-0027+0+DOC+XML+V0//ES
[3] http://ihcp.jrc.ec.europa.eu/our_activities/food-cons-prod/endocrine_disrupters/jrc-report-scientific-issues-identification-endocrine-disrupting-substances
[4] http://www.aesan.msc.es/AESAN/web/punto_focal_efsa/detalle/disruptores_efsa.shtml
[5] http://plural-21.org/fundacion-vivo-sano-2/fundacion-vivo-sano
Newsletter CIBERESP Abril 2013
«La obesidad materna reduce la función cognitiva del niño»
La obesidad de la madre antes del embarazo está asociada con una reducción de la función cognitiva del niño a los 14 meses de edad. Esta es la principal conclusión del estudio desarrollado por investigadores del Proyecto INMA -y liderado por Maribel Casas- para evaluar si los estados de sobrepeso y obesidad de la madre antes del embarazo están asociados con el desarrollo neuropsicológico de los niños entre los 11 y 22 meses de edad. Este estudio se realizó en dos países –España y Grecia- con una prevalencia moderadamente alta de obesidad (>8{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b}). Los resultados del estudio confirman que existe una relación directa entre la obesidad de la madre y la disminución de la función cognitiva del niño a edades tempranas. Esta reducción se daba aun teniendo en cuenta diferentes factores socioeconómicos y no se observaba en los hijos de padres obesos. Los resultados se pudieron replicar en las dos cohortes estudiadas. Los resultados del estudio confirman En el estudio, con una muestra de más de 2.400 pares madre-hijo, los investigadores del proyecto INMA llevaron a cabo tests neuropsicológicos individuales, evaluaron el impacto de posibles factores intermediarios, como podrían ser marcadores de la inflamación, y además se utilizó al padre como control negativo de exposición. Esta metodología consiste en utilizar el padre como indicador de todos esos factores sociales que pueden estar confundiendo la asociación real. En este caso, si el efecto del sobrepeso y la obesidad sobre el neurodesarrollo infantil fuera debido a mecanismos intrauterinos o propios de la madre, esta asociación solo se vería, o sería más consistente, en la madre que en el padre. Este estudio sugiere que la reducción La obesidad se caracteriza por una inflamación sistémica que puede ser transferida al feto, incrementando el estrés oxidativo y provocando así una serie de cambios en el sistema nervioso; estos cambios pueden provocar una disminución de la función cognitiva del niño. Varios estudios epidemiológicos ya han demostrado la existencia de efectos neuropsicológicos en niños hijos de madres obesas; sin embargo, aun no se había podido demostrar si estos cambios se debían a mecanismos intrauterinos, como podría ser la inflamación, o bien a otros factores relacionados con el nivel socioeconómico familiar o la genética. Este estudio sugiere que la reducción en la función cognitiva del niño se debe probablemente a los mecanismos intrauterinos, aunque se necesitan más estudios para separar estos efectos directos de otros factores propios de la madre.
que existe una relación directa entre
la obesidad de la madre y la disminución
de la función cognitiva del niño a edades tempranas.
en la función cognitiva del niño se debe
probablemente a los mecanismos intrauterinos
Artículo: Maribel Casas, Leda Chatzi, Anne-Elie Carsin, Pilar Amiano,3 Mònica Guxens, Manolis Kogevinas, Katerina Koutra,Nerea Lertxundi, Mario Murcia, Marisa Rebagliato, Isolina Riaño, Clara L.Rodríguez-Bernal, Theano Roumeliotaki, Jordi Sunyer, Michelle Mendez and Martine Vrijheid. Maternal pre-pregnancy overweight and obesity, and child neuropsychological development: two Southern European birth cohort studies.
«Los efectos negativos del PCB153 en el neurodesarrollo se atribuyen principalmente a la exposición prenatal»
A pesar de que durante la lactancia la exposición a determinado compuestos orgoclonados (OCs) aumenta respecto a la exposición durante el embarazo, los efectos negativos del PCB153 en el neurodesarrollo, particularmente en el desarrollo psicomotor, se atribuyen principalmente a la exposición prenatal. Esta es la principal conclusión del estudio “Evaluating the neurotoxic effects of lactational exposure to persistent organic pollutants (POPs) in Spanish children” desarrollado por Investigadores del Proyecto INMA. Hasta la fecha, muchos estudios ya habían demostrado Hasta la fecha, muchos estudios ya habían demostrado una asociación entre la exposición a este tipo de compuestos durante el embarazo y los efectos en el neurodesarrollo de los niños. Sin embargo, las evidencias sobre los efectos de la exposición postnatal (después del nacimiento) a estos compuestos –exposición que se da principalmente por la lactancia- eran mucho menos claras. Uno de los factores que más limitaba el estudio de los efectos de la exposición postnatal era que la estimación de la exposición se realizaba de una forma muy simple que no tenía en cuenta la variación de la exposición a lo largo de los primeros meses de vida del bebé. En este nuevo estudio, liderado por la investigadora Martine Vrijheid, se han aplicado unos modelos -llamados farmacocinéticos- que han permitido a sus autores calcular los niveles de exposición, mes a mes, durante el primer año de vida del bebé. De esta manera, se ha podido estudiar más exhaustivamente si la exposición a OCs, concretamente a PCB153, DDE y a HCB, durante la lactancia tenía un efecto negativo en el neurodesarrollo de los niños y niñas, y además ver en qué mes o meses del primer año de vida se daba tal efecto. A pesar de incrementar la exposición Con este nuevo método de análisis, el estudio confirma que a pesar de que los niveles de compuestos organoclorados en los niños aumenta durante los meses de lactancia respecto a los meses de gestación, es durante la fase prenatal cuando la exposición a estos compuestos puede tener efecto más negativos para el bebé. Por lo tanto, y a pesar de incrementar la exposición en el niño, es recomendable dar el pecho por los muchos beneficios que la leche materna tiene en el neurodesarrollo del bebé. Estos efectos, que pueden observarse mejor a partir del segundo año de vida, pueden afectar al neurodesarrollo del niño y están relacionados con deficiencias en áreas como las funciones ejecutivas, que son vitales para el control de la conducta y la cognición. También se han observado efectos en niños de edad preadolescente, en funciones muy específicas como la velocidad de procesamiento. Los autores señalan que estos efectos son a nivel poblacional y no son en ningún caso desviaciones clínicas del neurodesarrollo. Es decir, no se puede predecir que un niño que tenga unos niveles elevados de OCs vaya a desarrollar una patología del neurodesarrollo. Artículo: Gascon M, Verner MA, Guxens M, Grimalt JO, Forns J, Ibarluzea J, Lertxundi N, Ballester F, Llop S, Haddad S, Sunyer J, Vrijheid M. Evaluating the neurotoxic effects of lactational exposure to persistent organic pollutants (POPs) in Spanish children.
una asociación entre la exposición a este tipo de compuestos
durante el embarazo y los efectos en el neurodesarrollo.
Sin embargo, las evidencias sobre los efectos
de la exposición postnatal eran mucho menos claras
en el niño, es recomendable dar el pecho
por los muchos beneficios que la leche materna
tiene en el neurodesarrollo del bebé.
“Los efectos negativos del PCB153 en el desarrollo neuronal se atribuyen sobre todo a la exposición prenatal”
Entrevista a Mireia Gascón, autora del estudio “Evaluating the neurotoxic effects of lactational exposure to persistent organic pollutants (POPs) in Spanish children”. ¿Qué les motivó a realizar este estudio? ¿Cuáles son las principales conclusiones del estudio? ¿Cuáles son las etapas más habituales de exposición a estos contaminantes? «Los resultados indican que durante la fase ¿En qué periodo conlleva más riesgos una exposición elevada a los POPS, en prenatal o postnatal? ¿Existen factores externos –sociales o geográficos- que determinen estos riesgos de exposición? «Los resultados de estudios previos y del presente ¿Qué efectos puede tener esta exposición para el desarrollo bebé? ¿A partir de qué edad pueden empezar a “detectarse”? ¿Pueden tener consecuencia, también, a largo plazo? «El problema principal de los OCs es que ¿Qué medidas pueden impulsarse –y quien debe hacerlo- para revenir o reducir estos niveles de exposición? *Mireia Gascón es Licenciada en Biología (Universitat Autònoma de Barcelona). Máster en Biomedicina, especialidad Toxicología y Salud Ambiental (Universidad Utrecht). Coordinadora de la cohorte de Ribera d’Ebre
Hasta la fecha, muchos estudios habían demostrado una asociación entre exposición a compuestos organoclorados (OCs en inglés) durante el embarazo, como son los PCBs, el HCB o el DDE, y efectos en el neurodesarrollo de los niños. Sin embargo, los efectos de la exposición postnatal a estos compuestos, que se da principalmente por la lactancia, eran menos claros. Uno de los factores que más limitaba el estudio de los efectos de la exposición postnatal era que la estimación de la exposición se realizaba de una forma muy simple, y no tenía en cuenta la variación de la exposición a lo largo de los diferentes meses de vida del niño o niña después de nacer. En el estudio actual, teníamos la oportunidad de aplicar unos modelos, llamados farmacocinéticos, que nos permitían calcular la exposición, mes a mes, durante el primer año de vida del infante. De esta manera, podíamos estudiar si la exposición a OCs, concretamente a PCB153, DDE y a HCB, durante la lactancia tenía un efecto negativo en el neurodesarrollo de los niños y niñas, y además ver en qué mes o meses del primer año de vida se daba tal efecto.
En este estudio vimos que, a pesar de que durante la lactancia la exposición a OCs aumenta respecto a la exposición durante el embarazo, los efectos negativos del PCB153 en el neurodesarrollo, particularmente en el desarrollo psicomotor, se atribuyen principalmente a la exposición prenatal. En otras palabras, los resultados indican que durante la fase prenatal el bebé es más susceptible a los efectos de la exposición prenatal a PCB153. No vimos efectos para el DDE o HCB, pre o postnatal.
En realidad estamos expuestos a estos contaminantes desde antes de nacer a través del cordón umbilical, y durante el resto de nuestra vida principalmente por la dieta. En el caso de los recién nacidos, la lactancia es una fuente importante de exposición, ya que estos compuestos se acumulan en tejidos o líquidos grasos, como es la leche materna. Aún así, se recomienda lactar al infante, ya que la leche materna tiene muchos beneficios a pesar de poder contener OCs.
prenatal el bebé es más susceptible a los efectos
de la exposición prenatal a PCB153. No de han visto efectos
para el DDE o HCB, pre o postnatal»
Los resultados de estudios previos y presente estudio indican que durante la fase prenatal el neurodesarrollo de los niños es más susceptible a estos compuestos.
Hasta el momento se había creído que los individuos pertenecientes a clases sociales más bajas corrían el riesgo de estar más expuestos a estos contaminantes, pero el mismo estudio INMA ha demostrado que esto no es siempre cierto. De hecho, en esta población se vio que los niveles de PCBs eran más altos en las madres de clases social alta, por ejemplo. Es más, se calculó que la clase social sólo explicaba entre el 1{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b} i el 5{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b} de exposición, mientras que otros factores como la región de residencia (País Vasco, Valencia, Asturias o Catalunya), el país de origen de la madre o la edad de ésta, eran mucho más determinantes.
estudio indican que durante la fase prenatal
el neurodesarrollo de los niños es más susceptible
a estos compuestos»
A nivel de neurodesarrollo, podemos observar efectos ya en el segundo año de vida en esos niños más expuestos. La detección pues, es muy precoz. En lo que respecta al patrón de efectos, se ha observado que por ejemplo, los PCBs, actúan inicialmente a nivel más global y a medida que el niño crece y su repertorio de habilidades cognitivas se incrementa, se observan dificultades especialmente en áreas como las funciones ejecutivas, que son vitales para el control de la conducta y la cognición. También se han observado efectos en niños de edad preadolescente, en funciones muy específicas como la velocidad de procesamiento. Es muy importante recordar que esos efectos de los que hablamos no son en ningún caso desviaciones clínicas del neurodesarrollo. Es decir, no podemos predecir que un niño que tenga unos niveles elevados de OCs vaya a desarrollar una patología del neurodesarrollo. Los efectos son detectados a nivel poblacional y nos referimos a ellos como efectos “sub-clínicos”. Eso significa que, por ejemplo, podemos observar que esos niños expuestos a mayores niveles de PCBs durante el embarazo (como grupo) puntúan X puntos menos en un test de inteligencia. A nivel clínico, esa diferencia no sería significativa, pero a nivel poblacional estamos diciendo que ese grupo de niños, por estar expuestos a ese compuestos, desarrollarán X puntos menos su capacidad cognitiva. Eso se puede traducir en términos de productividad, capital mental, desarrollo humano, etc.
al ser persistentes, pueden pasar muchos años
hasta que se degradan del todo. Además, tienen
la capacidad de distribuirse por el ecosistema»
La mayoría de estos compuestos ya se prohibieron hace años (PCBs, HCB o DDT) en nuestro y muchos otros países, pero, por ejemplo, en países con malaria endémica actualmente se usa el DDT (el precursor del DDE) para matar al mosquito que transmite la malaria. Esto hace que haya poblaciones con exposiciones bastante altas. El problema principal de los OCs es que al ser persistentes, pueden pasar muchos años hasta que se degradan del todo (pueden durar hasta 15 años). Por otro lado, tiene la capacidad de distribuirse por el ecosistema, de manera que compuestos usados en un punto del planeta pueden llegar hasta nuestros platos, y más hoy en día, ya que comemos productos de todo el mundo a diario. Así pues, sería necesario informar bien a la población para que sea consciente del problema y pida un mayor control del uso de estas substancias no sólo en su país, sino en todo el mundo. En los países donde el DDT se usa para el control del mosquito de la malaria se deberían buscar alternativas más sostenibles, ambiental y económicamente hablando, y aplicar las que ya se han demostrado que funcionan.
Para leer el estudio: ‘Evaluating the neurotoxic effects of lactational exposure to persistent organic pollutants (POPs) in Spanish children’
Ambient air pollution and low birthweight: a European cohort study (ESCAPE)
Pedersen M, Giorgis-Allemand L, Bernard C, Aguilera I, Andersen AM, Ballester F, Beelen RM, Chatzi L, Cirach M, Danileviciute A, Dedele A, Eijsden Mv, Estarlich M, Fernández-Somoano A, Fernández MF, Forastiere F, Gehring U, Grazuleviciene R, Gruzieva. Ambient air pollution and low birthweight: a European cohort study (ESCAPE). Lancet Respir Med. 2013 Nov;1(9):695-704. PMID: 24429273
Iodine Supplementation During Pregnancy and Infant Neuropsychological Development. INMA Mother and Child Cohort Study
Rebagliato M, Murcia M, Alvarez-Pedrerol M, Espada M, Fernández-Somoano A, Lertxundi N, Navarrete-Muñoz EM, Forns J, Aranbarri A, Llop S, Julvez J, Tardón A, Ballester F. Iodine Supplementation During Pregnancy and Infant Neuropsychological Development: INMA Mother and Child Cohort Study. Am J Epidemiol. 2013 May 1;177(9):944-53.PMID: 23548753
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