Contaminantes ambientales y la salud infantil

Las mayores amenazas a la salud de los niños se encuentran en los lugares que deberían ser más seguros: hogares, escuelas y comunidades.de desarrollo. En los países en vías de desarrollo esto se hace más evidente que en los países industrializados, dónde el grado de contaminación es mucho menor y sus efectos son mucho más sutiles. Resulta difícil evaluar el impacto de la contaminación en los niños ya que existe un rango muy amplio de alteraciones que pueden afectar su desarrollo físico, intelectual, emocional y social.

El agua insalubre, una higiene y un saneamiento deficientes, la contaminación del aire (incluso la causada por combustibles domésticos sucios utilizados para cocinar y calentar), el humo del tabaco, los productos químicos peligrosos y otras amenazas ambientales afectan a la salud de los niños de forma más o menos aguda.

El impacto de las exposiciones ambientales en el desarrollo de los niños es difícil de evaluar. El rango de alteraciones es muy amplio, al igual que el número y variedad de exposiciones que pueden afectar su crecimiento y desarrollo físico, intelectual, emocional y social. En los países desarrollados el grado de contaminación es mucho menor que en los países en vías de desarrollo y los efectos derivados de la contaminación ambiental son, por tanto, más sutiles y difíciles de discriminar teniendo en cuenta la cantidad de agentes y factores que intervienen en el desarrollo de los procesos patológicos.

La relación entre determinados contaminantes y la salud no debe considerarse de manera aislada. La contaminación es multicausal, es decir que existen diversas fuentes de exposición a un contaminante: la alimentación, el aire y el consumo de agua entre otras. Y cada una de éstas puede dar lugar a diferentes efectos. También debemos considerar la existencia de múltiples respuestas humanas a las exposiciones. Diversos factores determinan la susceptibilidad de cada individuo, factores que cambian a lo largo de su vida, como la edad, factores nutricionales o genéticos, enfermedades preexistentes, entre otros.

Las alteraciones del desarrollo se pueden manifestar a través de retraso del crecimiento intrauterino, malformaciones congénitas, problemas de crecimiento, déficits funcionales (neuroconductuales, inmunológicos, reproductivos) y mayor predisposición al desarrollo de enfermedades crónicas en la vida adulta, tales como diabetes, enfermedad cardiovascular o cáncer.

La exposición a sustancias capaces de alterar la homeostasis hormonal (disruptores endocrinos) encuentra en la exposición materno-infantil e infantil una de las etapas más preocupantes. Existen evidencias de un incremento en las últimas décadas de muchas patologías presumiblemente hormonodependientes, entre las que podemos destacar las alteraciones de la maduración genital masculina, alteraciones en la función testicular y el cáncer de testículo y próstata.

En el caso de los compuestos organoclorados y de los metales, se ha descrito bajo peso al nacer, prematuridad y retraso en el crecimiento longitudinal. Posiblemente alteren la función tiroidea y el desarrollo neurológico. Los mecanismos por los cuales los tóxicos ambientales producirían un retraso cognitivo no son aún bien conocidos. Una disminución pequeña del número de conexiones nerviosas al principio de la vida podría ampliarse al final y avanzar de forma notable la aparición de enfermedades como las demencias.

La contaminación atmosférica, especialmente la causada por el tráfico automotor, así como el consumo del agua de grifo contaminada, retrasarían el crecimiento intrauterino e influirían en el incremento de ciertas malformaciones congénitas. Además, un número importante de estudios indican que la exposición a niveles elevados de contaminantes atmosféricos se asocian con el incremento de enfermedades respiratorias como la bronquitis o las crisis de asma.