La discriminación ambiental

La calidad de vida de la población está condicionada por la calidad del ambiente natural y social en que se encuentra. Las sociedades han desarrollado actividades que son ambientalmente discriminatorias. Una de las causas es la falta de conciencia de que la degradación ambiental afecta no sólo a los recursos naturales sino también a la vida humana; esta relación se torna más evidente cuando la degradación ambiental ocasiona graves problemas de salud y de calidad de vida.

El primer paso para afrontar la discriminación ambiental es tomar conciencia de su existencia. Es necesario considerar la manera en que desarrollamos el comercio, las obras públicas, las leyes, y el control y evaluación de las actividades que afectan de forma desigual al medio ambiente de ciertos sectores de la población. La sociedad debe participar activamente en la toma de decisiones en estas áreas.

La discriminación ambiental se acentúa en los sectores más pobres, vulnerables y marginados de la población. Por esta razón, las sociedades deben desarrollar una sensibilidad especial ante las condiciones ambientales de estos grupos.

La pobreza va de la mano con la discriminación ambiental, así como también con otras formas de racismo y discriminación. Los barrios pobres de nuestras grandes ciudades sufren con frecuencia la presencia de una carga excesiva de industrias contaminantes, vertederos irregulares, ausencia de depuración de aguas residuales, etc., que se suman a la escasez de posibilidades culturales, sanitarias y de incorporación al mundo laboral.

Esta situación repercute muy directamente en los niños y adolescentes que viven en estas áreas, porque limitan su desarrollo como seres saludables. Las intoxicaciones, enfermedades infecciosas y de transmisión sexual, drogadicción, trastornos psiquiátricos y del comportamiento, accidentes laborales y en el hogar, se incrementan entre ellos.

Otros sectores especialmente vulnerables son las mujeres, los niños, los discapacitados y los refugiados ambientales (personas forzadas a abandonar sus hogares debido a la degradación ambiental). Ciertas comunidades minoritarias, como los indígenas y los gitanos, sufren una severa discriminación ambiental, debido a que a menudo dependen de los recursos naturales para su subsistencia cultural. Al igual que otros sectores vulnerables, estas comunidades no poseen los medios o el acceso a la toma de decisiones destinadas a evitar que se le produzca un daño a su medio ambiente.

Una manera de identificar la discriminación ambiental es mediante la realización de estudios de impacto ambiental, que permiten prever posibles efectos en el ambiente de alguna actividad propuesta. No es suficiente analizar el impacto ambiental de un proyecto determinado, sino que también se debe considerar el impacto humano. Y deben contemplar no solamente el impacto interno o inmediato de la actividad sino también la manera en que afecta a la sociedad en su totalidad, así como el ciclo de vida de los productos que afectan a las poblaciones humanas a través de las etapas de uso y deshecho de los mismos. Estos estudios pueden ayudar a reformular proyectos para que sean menos discriminatorios y perjudiciales para el medio ambiente.

Además, los gobiernos nacionales y locales deben promover y promulgar leyes para la protección del medio ambiente para asegurar el ejercicio de los derechos humanos de los individuos más vulnerables.

El artículo 45 de la Constitución española establece el derecho de los ciudadanos al medio ambiente:»Todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo; los poderes públicos velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la indispensable solidaridad colectiva…».

Cuando no se ha cumplido con la ley, los ciudadanos pueden presionar al gobierno para que asegure su cumplimiento o ellos mismos pueden instaurar acciones privadas.