La contaminación atmosférica

Una variedad importante de fuentes, tanto en el interior de los edificios como en el exterior, contribuyen a la liberación en el aire de contaminantes que representan un riesgo para la salud. La exposición a contaminación atmosférica afecta a toda la población y, aunque presenta variabilidad temporal, no se trata de una exposición puntual, sino continuada en el tiempo.

La principal fuente de emisión de contaminantes atmosféricos en las ciudades es el tráfico. Los contaminantes que presentan una mayor relevancia actual en cuanto a sus efectos sobre la salud son las partículas (especialmente las partículas finas, ya que pueden penetrar más profundamente en el sistema respiratorio) el ozono y el dióxido de nitrógeno.

Las fuentes de contaminación atmosférica en ambientes interiores (como el humo del tabaco, los aparatos de gas, el uso de pinturas, disolventes, etc.) pueden contribuir de manera importante a la exposición a contaminantes como el dióxido de nitrógeno, las partículas finas o los compuestos orgánicos volátiles.

Efectos de estos contaminantes sobre la salud

Los principales efectos agudos de estos contaminantes incluyen un aumento en el número de defunciones, de ingresos hospitalarios y de visitas a urgencias, especialmente por causas respiratorias y cardiovasculares. De la misma manera se han hallado efectos crónicos relacionados con exposiciones a largo plazo. Se estima que el incremento en el riesgo de morir por exposición crónica a contaminación atmosférica es varias veces mayor que el debido a la exposición aguda y podría representar una disminución de alrededor de un año en la esperanza de vida.

Los niños son, junto con las mujeres embarazadas, los enfermos y las personas mayores, una población más vulnerable a los efectos de la contaminación atmosférica. Esta mayor vulnerabilidad de los niños se debe a diferencias en la exposición, a su inmadurez fisiológica y al mayor tiempo de vida después de la exposición. Además, los niños inhalan un volumen de aire proporcionalmente mayor que los adultos.

Efectos de la contaminación atmosférica en niños y fetos

Resultados de estudios experimentales y en humanos muestran que los fetos y los niños pequeños son especialmente susceptibles a los efectos tóxicos de contaminantes como partículas finas en suspensión, hidrocarburos aromáticos policíclicos, compuestos orgánicos volátiles, humo de tabaco, metales y ozono. Junto a esto crece la preocupación por la posible influencia de las exposiciones a los contaminantes atmosféricos durante la gestación, tanto en el ambiente interior como en el exterior, a los niveles que pueden ser alcanzados hoy en día en nuestras viviendas y en nuestras calles. En los últimos años, varios estudios están aportando pruebas del impacto de la exposición en útero sobre el riesgo de mortalidad intrauterina, la prematuridad y la reducción del crecimiento fetal.