INMA: «Exposición a corto y medio plazo a contaminación del aire, niveles plasmáticos de proteinas y presión arterial en niños»

30/10/2023

Entre los distintos contaminantes atmosféricos que afectan a la salud humana, podemos destacar aquellos con efectos directos en la incidencia de enfermedades cardiovasculares; como son las partículas finas en suspensión de diferentes tamaños (PM2,5 y PM10), u otros gaseosos como el dióxido de nitrógeno (NO2), el dióxido de azufre (SO2), el monóxido de carbono (CO) y el ozono (O3). Según evidencias recientes recogidas en adultos, los efectos de estos contaminantes sobre la salud cardiovascular podrían estar mediados, en parte, a través de la elevación de los niveles de presión arterial. Sin embargo, aún no conocemos en profundidad los mecanismos biológicos y moleculares a través de los cuales se provocan estos efectos. Además, tampoco se conoce en detalle hasta qué punto estos contaminantes ejercen sus efectos nocivos en los niveles de presión arterial ya desde estapas tempranas de la vida y el desarrollo. Este tipo de conocimiento, sin embargo, es de vital importancia, ya que la exposición a riesgos ambientales durante la infancia tiene el poder de cambiar forma permanente la estructura, el metabolismo y la fisiología del organismo, marcando la salud cardiovascular de las poblaciones futuras.

Con el fin de arrojar algo de luz sobre estas cuestiones abiertas, los investigadores de INMA han llevado a cabo un estudio pionero para evalúar los efectos sobre la presión arterial derivados de la exposición a contaminación atmosférica, investigando a su vez los mecanismos biológicos subyacentes, todo ello en el contexto de las primeras etapas de la vida.

Para ello, en el estudio hoy presentado se consideraron distintos intervalos de tiempo de exposición a diversos contaminantes atmosféricos (1 día, 1 semana y 1 año) y se determinaron los niveles séricos de 36 proteinas (incluyendio citoquinas, apolipoproteínas, adipoquinas) cartografiando su relación con las alteraciones de la presión arterial en 1170 niños de 6 a 11 años (en los que la cohorte INMA representa uno de los grupos poblacionales).

Como hallazgo principal, este estudio demostró la existencia de un posible efecto derivado de la exposición a algunos de los contaminantes analizados (NO2, PM10 o PM2,5) sobre los niveles serícos de algunas proteínas como son el «hepatocyte growth factor» (HGF) y la interleuquina 8 (IL8), mostrando como existen concentraciones más elevadas de estos biomarcadores en las muestras de suerto de aquellos niños que viven en entornos más contaminados. Estos resultados están en consonancia con previos estudios realizados en población adulta, que demuestran como los efectos nocivos para la salud de la contaminación atmosférica podrían deberse a la exacerbación de procesos moleculares como la inflamación sistémica y el estrés oxidativo.

Además, este estudio pudo confirmar en población pediátrica previas evidencias de estudios con adultos acerca de como la exposición al NO2 se relaciona con niveles más elevados de presión arterial sistólica. Con el fin de aclarar si la elevación sérica de proteinas reportada podría ser uno de los mecanismos biológicos que conectarían la contaminación atmosférica con la presión arterial, los investigadores llevaron a cabo un estudio de mediación y, como resultado, este sugirió que el HGF podría explicar el 19% de los efectos a corto plazo del NO2 sobre la presión arterial.

A pesar del interés y la novedad de estos resultados, es importante recordar la necesidad de interpretarlos con cautela, ya que, por ejemplo, la relación entre el HGF y la presión arterial sigue despertando controversia en la comunidad científica. De hecho, el HGF no suele considerarse un marcador inflamatorio, habiéndose descrito por primera vez como un factor circulante hepático-regenerativo. Es más, algunas teorías apuntan incluso a que la elevación de HFG reportada podría ser un producto derivado del aumento de la presión arterial, que actuaría como mecanismo compensatorio de respuesta a la exposición a contaminantes para contrarrestar los efectos de la misma. En cualquier caso, se necesitarán más estudios para seguir investigando estas hipótesis.

En general, los resultados presentados en este estudio refuerzan la idea de que la exposición a contaminantes atmosféricos acarrea efectos adversos sobre la salud cardiovascularj ya desde las primeras etapas de la vida. Por ello, y teniendo en cuenta que la presión arterial presión arterial elevada durante la infancia repercute en la salud a lo largo de toda la vida, es de vital importancia establecer estrategias de prevención tempranas frente a este factor de riesgo.

Resumen de artículo INMA por Augusto Anguita-Ruiz, investigador INMA.

Referencia: de Prado-Bert P, Warembourg C, Dedele A, Heude B, Borràs E, Sabidó E, Aasvang GM, Lepeule J, Wright J, Urquiza J, Gützkow KB, Maitre L, Chatzi L, Casas M, Vafeiadi M, Nieuwenhuijsen MJ, de Castro M, Grazuleviciene R, McEachan RRC, Basagaña X, Vrijheid M, Sunyer J, Bustamante M. Short- and medium-term air pollution exposure, plasmatic protein levels and blood pressure in children. Environ Res. 2022 Aug;211:113109.

Link al artículo científico: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/35292243/