Las exposiciones tempranas a metales pesados pueden causar efectos biológicos y clínicos relevantes a largo plazo
25/01/2013
Las exposiciones tempranas a metales pesados, , aunque sea a dosis por debajo de las que actualmente se suelen considerar «seguras», pueden causar efectos biológicos y clínicos relevantes a lo largo de la vida. Esta es la principal conclusión del estudio “Placental concentrations of heavy metals in a mother-child cohort. Environmental Research” desarrollado por Investigadores del Proyecto INMA.
La actividad humana libera al medioambiente diferentes compuestos tóxicos que pueden ser muy dañinos para la salud humana y para la mayoría de formas de vida, como por ejemplo algunos metales pesados (mercurio entre ellos). Por esta razón, hace apenas una semana 140 países acordaron en la “Convención de Minamata” reducir los niveles medioambientales de mercurio, mediante la prohibición de su uso en baterías, lámparas, relés y cosméticos, así como controlar sus emisiones en plantas industriales (térmicas, cementeras, químicas, etc.), a partir de 2020. El tratado incluye el abandono progresivo de su utilización en odontología aunque sí se permitirá como conservante en vacunas y en otros dispositivos siempre que no haya un sustituto inocuo.
La actividad humana libera al medioambiente diferentes
compuestos tóxicos que pueden ser muy dañinos para
la salud humana y para la mayoría de formas de vida,
como por ejemplo algunos metales pesados.
Esta es una buena noticia para el proyecto Infancia y Medioambiente. Cabe recordar que uno de los objetivos del proyecto INMA es conocer la exposición inadvertida de la población infantil a compuestos químicos tóxicos como por ejemplo los metales pesados y determinar los factores ambientales que determinan esta exposición. Nos interesa sobre manera estudiar la exposición durante los primeros años de la vida, especialmente la intrauterina, ya que la exposición que ocurre durante este periodo de susceptibilidad particular en la que se desarrolla el individuo puede estar asociada con efectos adversos en la salud que podrían aparecer al nacimiento o más tarde en la vida.
El proyecto INMA ya observó (fue noticia en la web) que un elevado porcentaje de los recién nacidos incluidos en el estudio tienen unos niveles de mercurio en sangre de cordón umbilical mayores a los recomendados por diversas agencias internacionales. Así, un 24{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b} de los niños superaban los niveles recomendados por la FAO (OMS) y un 64{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b} los propuestos por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA). El mercurio es un contaminante ambiental con distribución ubicua que proviene tanto de fuentes naturales como de la actividad humana. La dieta es la principal fuente de exposición en población general. De hecho, los niveles encontrados se asociaban claramente con el consumo de grandes peces depredadores, como el pez espada o emperador y el atún rojo por parte de la madre durante el embarazo (Ramón et al., 2011). De la misma forma los niveles de mercurio encontrados en el pelo de los niños a los cuatro años se relacionó con su consumo de pescado (Freire et al., 2010).
Profundizando en este objetivo, el trabajo liderado por Esperanza Amaya de la cohorte INMA-Granada, ha consistido en evaluar la exposición intrauterina a mercurio, a otros cuatro metales pesados (Manganeso, Cadmio, Cromo y Plomo) y a un metaloide (Arsénico) en las placentas recogidas en la cohorte INMA-Granada. La cohorte granadina está formada por un total de 700 parejas de madres y sus hijos varones, nacidos entre octubre del año 2000 y agosto del 2002 en el Hospital Universitario San Cecilio de Granada. Los padres del niño fueron informados de los objetivos y procedimientos del estudio al solicitar su participación, y al dar su consentimiento respondieron a un cuestionario epidemiológico consintiendo en la utilización de la información necesaria de la historia clínica y en la utilización de la placenta para estudiar los niveles de exposición de los contaminantes de interés. Para este estudio se seleccionó al azar una quinta parte (n=137) de las placentas de la cohorte.
El proyecto INMA ya observó que un elevado porcentaje
de los recién nacidos incluidos en el estudio tienen unos
niveles de mercurio en sangre de cordón umbilical mayores
a los recomendados por diversas agencias internacionales.
Todas las placentas estudiadas tenían niveles detectables de cadmio y manganeso mientras que cromo, plomo y mercurio se encontraron en el 98,5{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b}, 35,0{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b} y 30,7{3effe4377b6f02be2524d084f7d03914ac32a2b62c0a056ca3444e58c1f10d0b} de las muestras analizadas, respectivamente. Las concentraciones medias encontradas fueron de mayor a menor: 94,8 ng de plomo/g peso seco de placenta, 63,8 ng de manganeso/g, 63,7 ng de cromo/g, 3,45 ng de cadmio/g y 0,024 ng de mercurio/g. El compuesto arsénico no fue detectado en ninguna de las placentas analizadas.
Ninguna de las madres declaró ocupaciones que pudieran suponer una mayor exposición a los metales pesados investigados. Fumar durante el embarazo y la edad gestacional del niño se relacionaron con los niveles de cadmio encontrados, mientras que ninguna de las características de la madre o del niño recogidas, se asoció con las concentraciones de cromo, mercurio, manganeso, o plomo. En esta ocasión no se disponía de información sobre dieta durante el embarazo por lo que no se pudo comprobar si, como en trabajos anteriores, ésta era la principal fuente de exposición en población general a estos contaminantes.
Habiendo recogido tanta información sobre exposición
durante el embarazo y los primeros años de vida,
podemos investigar efectos a largo plazo de exposiciones tempranas, que aunque sean sutiles, nos permitan actuar preventivamente.
Si comparamos nuestros resultados con las concentraciones encontradas en muestras de placenta en otros estudios europeos, los niveles de metales pesados encontrados en las placentas españolas ocupan una posición intermedia-baja. Sin embargo, investigaciones efectuadas en otros países indican que exposiciones tempranas a metales pesados a dosis por debajo de las que actualmente se suelen considerar «seguras» pueden causar efectos biológicos y clínicos relevantes mas tarde en la vida. Además, los niveles de referencia para metales pesados no se han establecido en muestras de placenta.
El compromiso presente y futuro de INMA es continuar con el objetivo de demostrar que la población infantil general española está expuesta de manera inadvertida a múltiples compuestos químicos que pueden causar efectos adversos en su salud. Nos interesa sobremanera el seguimiento de la cohorte, ya que habiendo recogido tanta información sobre exposición durante el embarazo y los primeros años de vida, podemos investigar efectos a largo plazo de exposiciones tempranas, que aunque sean sutiles, nos permitan actuar preventivamente aconsejando actitudes y hábitos de menor riesgo en nuestra sociedad.
Artículo: Amaya E, Gil F, Freire C, Olmedo P, Fernández-Rodríguez M, Fernández MF, Olea N. Placental concentrations of heavy metals in a mother-child cohort. Environmental Research. 2013;120:63-70. doi: 10.1016/j.envres.2012.09.009.
* Esperanza Amaya es Licenciada en Ciencias Ambientales e investigadora de la cohorte INMA de Granada; pronto defenderá su Tesis Doctoral titulada: “Exposición placentaria a contaminantes ambientales en el estudio de cohorte INMA-Granada”
* Marieta Fernández es profesora titular de la Universidad de Granada y coordinadora de la cohorte INMA de Granada.
- Enlace: Resultados del estudio